Dinamizar. Potenciar la motivación. Impulsar la concentración o fidelizar al público. Son algunos de los retos que persiguen las herramientas de gamificación, unos instrumentos cuyo funcionamiento está basado en distintas dinámicas propias de los juegos. El incremento vivido en el empleo de los videojuegos y el auge de los entornos digitales 2.0. son algunos de los factores asociados al éxito de la gamificación. En concreto, mediante estas técnicas las marcas pueden fomentar la atracción de sus públicos, al tiempo que promueven la enseñanza, solucionan dudas o consiguen nuevos usuarios y consumidores, entre otros beneficios destacados por los expertos en este ámbito. Dada su trascendencia, actualmente, existe un amplio software específico para la implementación de este procedimiento.
En este sentido, a la hora de involucrar al cliente en una determinada comunidad virtual, es posible optar por diferentes plataformas. Una de ellas es Badgeville, que posibilita la gamificación de objetivos y recompensas personalizadas. Bunchball, por su parte, está pensada para distintos negocios; mientras Bigdoor destaca como una de las tecnologías de aprendizaje del usuario.
A día de hoy, la gamificación -que, en el último lustro, ha asistido a un crecimiento exponencial– se está empleando para animar al usuario a que ponga en práctica labores consideras aburridas para, de este modo, reducir los tiempos que el consumidor tardaría en adoptar un producto o servicio. Al igual que en el caso del marketing de contenidos, la intención es atraer al cliente y, así, crear comunidad.
En resumen, actualmente, es viable apostar por distinto software -Gigya, Stopped.at, Kiip o Gamify son otras plataformas disponibles- para la activación de estas estrategias de tipo lúdico en un entorno digital. Con independencia de las herramientas de gamificación que se elijan, mediante estos procedimientos una marca tiene la oportunidad de adaptar las acciones del usuario a sus objetivos. Al final del camino, se estrecha el vínculo con el consumidor.
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