En los últimos años, una oleada de empresas de nueva creación, aprovechando la explosión mobile que vivimos desde el lanzamiento del primer iPhone y las nuevas posibilidades que ofrece la conexión en cualquier parte del mundo, iniciaron lo que hoy conocemos como Fintech o Financial Technologies, una palabra que explica la simbiosis entre tecnologías de la información y banca.

Las Fintech son empresas que unen tecnología con banca, en un sector tradicionalmente acotado a los bancos que como ya sabíamos mantienen un férreo control sobre todo lo que signifique movimiento de dinero. Naturalmente, a los bancos, que ya cuentan con una gran base de clientes y que llevan haciendo lo mismo durante decenas y algunos cientos de años, la presencia de empresas que a través de tecnologías de la información que les estén haciendo la competencia les resulta especialmente molesto. Viene a ser similar a lo sucedido entre los taxistas y Uber, entre los hoteles y AirBnB, y entre los autobuseros y Blablacar.

Una aproximación al interesante mundo de las FinTech

Tanto las GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) como un importante número de empresas de reciente creación, están desarrollando grandes productos que hacen temblar a la banca tradicional. La banca, incapaz de mover ficha con suficiente velocidad, está tratando de adaptarse a las demandas de los usuarios -movilidad, menos comisiones, productos más claros, mayor celeridad de trámites- pero no al ritmo suficiente que demandan.

De ahí que entren las fintech a arrebatar a la banca aquellos lugares a los que por tamaño no puede llegar -crowdfunding, sin ir más lejos- o a los que simplemente no quiere llegar –p2p lending, préstamo entre particulares-. Hay otras para enviar dinero instantáneamente, como la española Yaap Money o Finanzarel, otras con un largo recorrido como PayPal, y sin ir más lejos, las criptomonedas como Bitcoin, aunque esta última se encuentra en un limbo legal incómodo en algunos países.

En resumen, hay tantas fintech como posibilidades de ofrecer servicios financieros en internet. Desde inversión, como Robinhood, que ofrece trading sin comisiones -solo desde EEUU y Australia pero tienen planes de expansión al resto del mundo- pasando por Lending Club, donde puedes prestar dinero y pedir prestado sin necesidad de que un banco te preste, o CoinBase, que permite utilizar de forma sencilla la criptomoneda Bitcoin, esta última ya disponible en España.

Desde asesoría financiera, pasando por ETFs, bonos, casi cualquier producto financiero está amenazado por el fintech. De ahí que la banca tradicional no vea con buenos ojos un mercado que en 2014 ya valía más de 12.000 millones de dólares, según Accenture.

¿Disrupción o adaptación? ¿En qué beneficia esto al mundo del marketing?

Que el fintech es un disruptor claro lo sabemos. La presencia de estas empresas a la banca no le ha sentado nada bien. Para empezar, el hecho de que sean los propios usuarios los que pongan el capital, como es el caso de las p2p lending, es algo extraño. Y para la mayoría de préstamos, gracias a estas compañías, recurrir a la banca tradicional sería pegarse un tiro en la rodilla, por condiciones y comisiones.

Quizá uno de los bancos más adelantados de España en fintech sea el BBVA. Adelantándose a muchos bancos en España, permite pagar con móvil y tener una cartera en el mismo a través de la tecnología NFC. ING también es otro banco joven fuertemente fintech, puesto que permite operar completamente online y sin comisiones en la mayor parte de sus negocios. Y naturalmente, a los marketers esto les beneficia porque la fuente de ingresos principal de estas compañías es la enorme base de datos que van a crear de usuarios de sus servicios, la automatización de marketing que necesitarán, así como el desarrollo de campañas de publicidad online y mobile.

En definitiva, debemos estar atentos los próximos cinco años al mundo fintech, puesto que posiblemente muchos acabaremos utilizando los servicios de muchas de ellas. Y si no, al tiempo.

Enlaces interesantes:

Las 50 fintech a seguir para KPMG

Informe de Accenture sobre la actividad de las fintech

La enorme dificultad de iniciar una fintech en España