Con la difusión de Internet y la posibilidad de hacer ciertos trámites de forma virtual, surge la necesidad de desarrollar nuevas fórmulas de autentificación como la firma digital. Este mecanismo de cifrado permite emitir documentos mediante los cuales se certifica de forma inequívoca y no presencial la procedencia y veracidad de determinado mensaje. Es decir, un código infalsificable identifica a una persona o equipo informático en relación con un escrito, garantizando así la veracidad del mensaje y la no alteración posterior por parte de terceros.
Es importante no confundir este concepto con el de firma electrónica, cuyo valor es equivalente al de la física. Sin embargo, se podría decir que la firma digital es un componente de la primera, refiriéndose a los métodos técnicos utilizados para generar ese código personal e intransferible. Esta herramienta se utiliza mucho por las empresas y las Administraciones Públicas a la hora de realizar trámites entre ellos o con particulares.
«La Firma Digital es un Mecanismo criptográfico que cifra datos y permite a receptores conocer la identidad del remitente y confirmar información no alterada». Equipo de MarTech Forum
Cómo obtener la firma digital
Para conseguir este método de firma, es necesario solicitar un certificado digital que garantiza la vinculación de una persona física o jurídica a un determinado código. Esto solo pueden hacerlo las entidades autorizadas que aparecen en un listado en la página web del ministerio competente, actualmente el de Hacienda y Administraciones Públicas.
Una vez que legalmente podamos utilizar la firma digital, podremos obtener la certificación en dos formatos, uno intangible (un archivo en formato PKCS#12) y otro físico (tarjeta inteligente o Token criptográfico USB), lo que permitirá la encriptación de los datos. Además, es necesario un software que pueda analizar y comparar estos códigos, como puede ser ClickSign, Xolido®Sign o Portasigma.
En conclusión, este método, aunque conlleve algunos costes, es muy seguro, pues se basa en un código que vincula intrínsecamente un documento con su emisor y que está elaborado con una fórmula matemática tan compleja que es indescifrable. Máxima seguridad para los trámites y transacciones.
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