El Top de los social media marketers de habla anglosajona defiende que para encontrar un empleo atractivo en LinkedIn o cerrar negocios basta con optimizar al menos el 60% de la cuenta y destacar un elemento profesional.
Para la fortuna de las nuevas generaciones de comunicadores interactivos, los recientes avances de la tecnología de marketing actualizaron “viejas” premisas repetidas hasta la saciedad en las universidades españolas, como por ejemplo: “para conseguir empleo en linkedIn hacer networking con los profesionales del sector”.
Esa premisa fue válida durante los primeros años del boom del social media marketing para encontrar empleo en LinkedIn, pero en la actualidad la “sobre población” de profesionales del SEO, Analítica Web, Community Management, Ads Management y Social Media Marketing hace muy reñida la competencia para sobresalir. Precisamente ese desafío obliga a buscar nuevos recursos o reinventar el perfil de la red social de plataformas profesionales.
Esa gran “muestra representativa de profesionales altamente cualificados” que se conectan con empresas para conseguir empleo en linkedIn, son las que vienen analizando desde hace un quinquenio Douglas Idugboe, fundador de Smedio; Seth Godin, visionario y consultor de marketing internacional; y Viveka VonRosen, CEO de linkedIn to Business.
Este top de diestros profesionales del marketing digital ha reiterado en decenas de ocasiones desde el 2012 que el Marketing en Digital no es un “simple marketing de personas» porque apunta al valor representativo-diferencial de cada individuo, donde la posibilidad de éxito no dependerá del número de contactos en su red, sino de cómo “mercadea” esa habilidad representativa que lo hace único en un entorno geográfico clasificado y segmentado.
Seth Godin hace énfasis en que el individuo necesita conocer al máximo sus habilidades y capacidades de respuesta profesional para ofrecer un “servicio” que pueda ejecutar en tiempos precisos, garantizar calidad y a la vez auditar que todos su proyectos conectaron con el público objetivo y obtuvieron resultados positivos.
Justamente, ese “servicio” que se ofrece requiere “disfrazarse” con el slogan de cada perfil {debajo del nombre} ofrece en su descripción – el que muchos confunden con el título profesional para conseguir empleo en LinkedIn.
En cambio, Viveka VonRosen profundiza en cómo debería lucir un perfil optimizado que nada obsesionado con buscar empleo en LinkedIn, sino para usarlo como la landing page corporativa de la marca personal de un profesional altamente cualificado, que conoce su core, explota al máximo sus habilidades y se “vende” como una solución a las necesidades operativas de una organización [grande o pequeña] para ofrecerle “soluciones efectivas”.
VonRosen adentra sus recomendaciones en la visión estratégica para entender cómo se mueve el mercado laboral o comercial para áreas puntuales –por ejemplo SEO- y cómo el individuo interesado en ofrecer sus servicios debe “vender” soluciones apoyándose en el compendio de su reputación online, y en cierto modo “inculcarle” las necesidades a las pequeñas corporaciones que para expandir su cuota de mercado requieren un experto “de tal talla” para llevar la organización al siguiente nivel.
Por su parte, Douglas Idugboe, nos indica que LinkedIn por si solo no hace milagros, ya que los perfiles profesionales que se dedican a subir un CV plano y no interactúan con comunidades, inician debates, generan focos de opinión pública y fotos representativas son quienes tienen menos oportunidades de sobresalir.
Idugboe defiende un argumento revelador, que si se mira con sumo cuidado puede cambiar el paradigma o concepción con la que se trazan las relaciones para detectar empleo en LinkedIn: se trata de una plataforma idónea para la raíz del marketing de contenidos porque allí hacen vida posibles empleadores, clientes e inversionistas “ansiosos” por potenciar ideas de negocios atractivas y con grandes posibilidades de ROI; donde una foto hilvanada a las etiquetas correctas {hasgtags} hace más efecto sobre los posibles beneficiados que una lluvia de solicitudes de amistad.
Por Isaías Elías Blanco
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